El sol se había puesto, arrojando un suave resplandor sobre el pequeño campamento donde Mika y Lena descansaban. El crepitar del fuego proporcionaba calor y una sensación de confort en medio de la oscuridad. Mientras se sentaban uno al lado del otro, la brisa nocturna susurraba entre los árboles, llevando sus voces susurrantes a la noche.